Hamburgo se levantó temprano. El sol tímidamente iba iluminando las calles dejando el frío nocturno en hibernación. Un día perfecto para bajar a desayunar al mercado de pescado junto al río Elba. En mi mente española, pescado y desayuno son dos cosas que nunca juntaría, pero hay que dejarse sorprender. Lo hizo.
No serían más de las siete cuando llegamos. Pensamos, estaremos solos a esta hora. Ilusos. Los puestos estaban a rebosar y los alemanes disfrutaban de la primera hora de la mañana. Flores, frutas, pescados, café o cerveza al gusto del consumidor. Mollete de arenques. Teníamos un ganador. Mi estómago se sorprendió al ver llegar tal manjar a tan temprana hora, regado por un café de máquina peleón que sin embargo le sentó a gloria.
De repente un hilo de música rock llegó al exterior. Curiosos, entramos a la lonja, un edificio en ladrillo y hierro digno de visitar. Un grupo con música en directo amenizaba la mañana. Los alemanes, entre cervezas, estaban completamente entregados. Nosotros nos dejamos llevar. En el escenario, los Atomic Playboys mantenían el interés del público con cada canción. Dejamos el café por una cerveza Astra en vaso de plástico con el logo del St. Pauli y poco a poco, salto a salto, estábamos en segunda fila haciendo un playback bochornoso de las canciones en alemán. Pero qué más daba, la felicidad existe y esa mañana lo éramos. No podíamos pedir más. De repente en primera fila la vi. Una señora maravillosa de avanzada edad bailaba como la más joven de los que estábamos allí. Camisa azul, bolso blanco bandolera, collar, pendientes de perla, gafas de plástico transparente y una cresta ficticia de colores en la cabeza. El cantante la invitó a subir al escenario. Todos vitoreamos. Aplaudimos. La animamos. Le tendió la mano. Ella aceptó. La siguiente canción era suya. La luz natural que entraba por las cristaleras superiores del edificio la iluminaban como si fuera un foco. Directo sobre ella, dejaba completamente a oscuras el entorno para destacar el rostro de aquella mujer. En un instante alzó un poco la cabeza, cerró los ojos disfrutando de aquel momento. Yo entonces hice la foto.
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